miércoles, 24 de abril de 2013

Zapotlán


Yo, señores, soy de Zapotlán el Grande.
Un pueblo que de tan grande nos lo hicieron Ciudad Guzmán hace cien años.
Pero nosotros seguimos siendo tan pueblo que todavía le decimos Zapotlán.
Es un valle redondo de maíz, un circo de montañas sin más adorno que su buen temperamento,
un cielo azul y una laguna que viene y se va como un delgado sueño.
Juan José Arreola

Recuerdo con alegría mi rancho, que no es mi rancho, es de mi mamá, pero que dice Arreola que de tan grande ya nos lo hicieron ciudad. Yo digo que es mío también porque traigo sangre de allá.

Ahí vive gran parte de mi familia y cuando nos juntamos siempre somos muchos, el comedor se llena y la mesa también se llena de comida; porque si algo nos gusta a todos es comer. Para empezar unas tostaditas de chile de uña con un vasito de coca, unos pepinos con jícama y unos calmatitos con salsa “La Tía”. Luego de plato fuerte  ya sea que maten un puerco, que hagan una birria en el horno, un pozole, una cuachala o unos taquitos al vapor que mi Tía Meche le quedan tan buenos, luego, si hay, un ponche de granada con pepino ¡pa´ la digestión!

Somos tantos que el pasillo se ensucia de tanta pasadera, los niños corren y se van a jugar al corral.

Yo también, cuando era niña me iba para el corral, a jugar con mis primas con el barro que mis tíos usaban para trabajar, esas tardes se pasaban lento, entre el guayabo y el árbol de granadas, horas y horas haciendo taquitos o figuritas de barro. Recuerdo el aroma y el color del barro, también de la tierra amarilla y a mis tíos amasando el barro con los pies, poniendo las tejas en el horno, y corriendo para meterlas cuando llovía.

En ese corral han pasado muchas cosas, dicen que mi abuela tenía muchos animales, puercos y gallinas, siempre ha habido un perro cuando menos, y un día de esos que mi abuela estaba matando pollos, ya que le había cortado la cabeza al animal que se le escapa y que empieza la corredera, el condenado animal persiguió a mi primo Jairo sin cabeza y el otro corre y corre, a la fecha Jairo no se come ni un pedazo de pollo. También dicen que mi tío Kiko “vio al diablo” que era un toro negro que salió de un arroyo que pasa por un ladito, ahí mismo celebramos los quince años de mi prima Miriam y prendimos una “lumbrada” ya que mi primo René se había ido pa´l norte.


Si no estábamos en el corral era porque andábamos en el cerro, remojándonos allá en las peñas en esos ríos de agua clarita, muy cerquita de “los compadres”, que son unas piedrotas que según cuentan eran unos compadres que pues… sin ofender a la comunidad LGBT por el término (ya tiene uno que pedir perdón de todo) dice la gente que eran “jotos” y que por eso Dios los castigo y los convirtió en piedras. Son tan bonitos esos cerros, con sus formas como que nos quieren decir algo, frondosos y tan verdes como ellos solos.


El aroma de leña quemada me gusta mucho porque me hace sentir que estoy allá, en la casa de mis abuelos, ya que para meternos a bañar hay que calentar el agua con leña, sino con agua fría.

De todos mis tíos recuerdo sus manos gruesas y forradas de barro, de mis tías el sazón en las manos, de las cuatro mi mamá era la que menos cocinaba pero era la más trabajadora de todas, de eso sí no hay duda.


Recuerdo subirme a la pila del corral para mirar a lo lejos el volcán cerrar los ojos e imaginarme que estoy en la cima, también subirme a los compadres para mirar desde arriba “mi rancho” Zapotlán. 

6 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias por comentar, y los calmantitos, son cueritos de puerco, pero de verdad, o sea recién salidos del cazo, hasta tienen poquitos pelos, a esos les pones limón, sal y salsa "la tía" es una salsa picante que ya venden en botella allá en Zapotlán, como la "valentina" pero más buena porque es artesanal y hasta se le ven las semillitas del chile. Luego que vaya te traigo una.

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    2. Y se llaman calmantes porque te calman el hambre.

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  2. Perrón! Me antojaste la cuachala con mucha enjundia. Ver tanta letra coherente junta me contagió y decidí recuperar mi blog; a darle a la catarsis! Y sigue echando entradas, eh?

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