sábado, 10 de mayo de 2014

Eugenia

Bueno, yo no tengo una foto para subir de mi mamá en el feis, no la llevé a una marisquería a comer, tampoco le compré flores o unos zapatos nuevos, ni le hablé por teléfono.

Fue a las 0 horas del 10 de mayo que me agarró como una tristeza, unas ganas de poder abrazarla y una frustración de no poder, y entre lágrimas de dolor y alegría la recordé como todos los días y agradecí todo lo que ella me compartió y todo lo que queda de ella en mí. Recordé fragmentos de un montón de momentos de su vida y de la mía a su lado, pensé que la vida no es fácil y que a veces no le encuentro sentido sin ella, pero su fuerza me motiva. Así me vinieron a la memoria sus pláticas de cuando ella era una niña y en la secundaria reprobó química, sus relatos sobre los grupos con los que se reunía y los ríos de Tamazunchale, de cuando se fue al norte y anduvo sola viendo los rostros de los Yaquis, sacando comida de la basura en Arizona, y siguió caminando, siempre pensando en su madre y en cómo ayudarla, pensando en los demás como cosa primordial.

Digo que tuve su apoyo absoluto en las decisiones que tomé para agarrar mi camino (incluyendo la antropología), “En el radio escuché de la carrera de antropología, deberías ponerte a investigar” ponía toda su esperanza en mi y deseaba para mí lo mejor, algo que no le falló y ahora agradezco su bendición es: “Ojalá que encuentres un buen hombre en la vida”

Tengo ganas de luchar todos los días porque ella así me dio el ejemplo, y el ejemplo es lo que más se le queda presente a uno.

Cuando una situación se pone difícil (o no se puede), pues recuerdo que ella siempre pudo con todo. Y así quiero andar sus pasos, y ver a los Yaquis y los ríos de Tamazunchale.

De ella me gusta todo: Su carácter (que a un montón de gente le incomodaba) “Es que tu mamá es muy enojona” Yo digo: No era enojona, era chingona y odiaba la injusticia y los malos tratos; su belleza (su nariz en especial), sus manos; su inteligencia, luego había unos, que pensando que el conocimiento se adquiere en la escuela, me preguntaban “¿Qué estudió tu mamá? es una persona muy inteligente” ¡Chales! Pues estudió en la vida ¿Dónde más?; sus pies, su espíritu aventurero: “Indio llévame a los elotes y te doy para la gasolina” “Me di un porrazo en las peñas por colgarme de un bejuco”; Su honestidad y madurez ante todo “Ya tienes el huevo duro cabrón”; su solidaridad con todo el que necesitara, su habilidad para conversar, escuchar y hacer amigos, su alegría, siempre organizando algún cotorreo colectivo, una posada o un “paseo”; su chingo de amor.


A ella la amo, le dedico y le comparto todas las cosas de la vida.